Conspiración al mismo ser, lealtad derruida.

No entiendo por qué estar feliz,

no entiendo por qué estar triste,

no entiendo por qué estar,

o no entiendo por qué ser.

No entiendo solo el por qué,

de no querer saberlo.

Que confuso,

es saber que eres un idiota

y llevas la culpa

por no desatar esas mentiras

por no cuestionar la razón y la existencia

y por no buscar otro sueño por volar.

Que confuso, es temer

a querer volar

que confuso, es temer

a la sonrisa de un ángel,

que confuso,

es temerte.

Recuerdo esa tarde,
¡Oh, si… increíble!

¿Recuerdas la brisa, verdad?
¡Que nos acariciaba los dedos de los pies
hasta pulirnos los tímpanos por completo…!

Ah, nunca soñé con la felicidad…
pero joder que la había encontrado contigo…
aunque inconscientemente,
soñaba con tal belleza,
albergada dentro de tu corazón.

Con que despertar horrible
he matado tal recuerdo
al ser evocado en un sueño hermoso
en el que me vi a tu lado sonriendo.
Oh, mi corazón ha sido rencoroso
para tratar de timarme con tal emoción.

Cual temor mas frio,
que no volver a verla,
cual peor castigo…
que suponer que volverá,
cual peor homicidio…
que el del silencio y la verdad.

¿Qué diré cuando se apague la Luz,
y el fuego solo parezca una ilusión…
impotente de guiarme fuera de la confusión?

Cuánta sangre vestida de amarillo,
y que paisaje melódico…
el de saber que aun sigo vivo,
al menos para confiar en mí mismo…
y alegar mi demencia con optimismo.

Cuanta paranoia la mía,
cuanta verdad entre las diferencias…
y aun así sigo soñando contigo.
Que empalagoso llego a ser
pensarte a oscuras envuelto en ensueño

y en el invierno frío.

Oh, que horrible es despertar
y darme cuenta que no está…
pero que repentino es darme cuenta,
que estará dentro de mi… hasta que mi vida sea disuelta.