Inconsciencia desapercibida.

Te burlas de la consciencia como si no la necesitaras, y te olvidas de tus pensamientos y si no existieras. Dime, ¿Acaso alguna vez pensaste en la porquería que eres cuando estas despierto?
Las ramas, las hojas, la escarcha, el rocío, la niebla, la siesta y el despertar. El sonido, el silencio, el sordo, el mudo, y el travieso.

Surcando tierras, cielos, 

estrellas, planetas, espacios,
galaxias, el cosmos…
y aun así no había encontrado nadie como tú.

Había navegado eternidades buscándote…
y me di cuenta que estabas tan solo en mi mismo planeta.
Frenético había saltado de frontera en frontera
de continente en continente…
pero nunca pensé que estarías de este lado del mundo.

Para mí lo imposible, seguía siendo imposible…
para mí todo era un sueño, una meta…
todo tenía un por qué…
pero has quebrado toda barrera de la realidad…
haciendo de mi vida un sueño, y de mis sueños,
tan solo mis únicos sueños… se habían fragmentado…
ya no formaban parte de mi… eran solo escoria.

Tenías un corazón único.
Uno que me llenaba de vida
uno que disolvía mi ser.
Era algo destructivamente hermoso para mí…
a tal nivel, que cada palabra de él
para mí un horrendo terremoto…
pero uno que quisiera vivir a diario.

No creía en los cantos de sirena,
pues estos jamás me atraían…
yo era un hombre duro…
eran un hombre de temer.
No me había dejado llevar por ninguna melodía
no me había dejado seducir por ninguna aleta
y tampoco lo iba a hacer.

Sabía que algún día llegaría…
en el que me toparía con un Ángel,
y ese día fue único.
Tal único, que no creí haberlo vivido…
tal único que no sabía si estaba vivo o muerto.
Me había dejado helado, el tan solo verte…
y no sabía que sería de mí, el día que estuvieras en mis brazos…
pero, ¡Maravillosamente había sobrevivido!

Quería más de ti, y de tus abrazos.

Quería abrazarte un minuto más,
y cuando termine ese minuto,
abrazarte aun mas por otro minuto…
y por otro, y por otro… y por otro.
Pero sabía que el tiempo no nos hacia el favor,
el tiempo nos odiaba y no nos quería juntos.

El tiempo solo nos decía que debíamos marcharnos…
el tiempo solo decía que nos castigaría,
y que las consecuencias serian gravísimas.

Pero decidí cerrar mis ojos,
y susurrarte los deseos de mi corazón
aprovechando tu oído.
Sabía que no era lo mejor,
y que quería disfrutar del momento…
Pero a última hora… ¿Si no, cuando?
Era mi última esperanza, de decirte: “Te amo”
con mi último aire.

No pude hacer más que suspirar…
y desear abrazarte, ahorcarte con amor.
Solo pensaba en abrazarte, sentirte…
y besarte.
No tuve el valor, perdí la consciencia…
y no sabía qué era lo que quería.
Quería hacerte feliz, quería darte
más de lo que jamás pudiera…
pero no sabía cuándo.
Con que mirada, con que seña…
o con que caricia, te lo diría
en un idioma físico…
como para que sientas el deseo
que yo sentía al mirarte a los ojos.
Quería entre penumbras…
devorarte.
Entre penumbras deseaba aniquilarte
en un abrazo, en un beso…
y que la felicidad recorra a ambos por siempre.

Y aun hoy, deseo encontrar un lugar más allá del sol…
donde podamos amarnos sin que nos juzguen,
y donde podamos tomarnos de la mano, abrazarnos
y vivir tranquilos el uno con el otro…
sin que nadie nos mire como extraños.
Aun hoy, sigo buscando como escapar a otro planeta, contigo.